La primera vez que pensamos en comprarnos el material de buceo nos viene a la cabeza el regulador, el jacket e incluso el traje de neopreno, pero pocas veces prestamos atención a la que para mí es la parte más importante del equipo, la máscara. El considerar este elemento como tal es por el motivo principal por el que nos adentramos en el mundo subacuático, y este no es más que el de observar dicho entorno. Por ello, cuanto mejor sea la visibilidad y más cómodo se nos ajuste el elemento que nos permitirá dicha visión más placentera será nuestra inmersión.
Podemos decir que la máscara de buceo está compuesta por cuatro partes. Una de ellas son el o los cristales, según la confección de la misma. Estos van ajustados en un soporte por lo general de plástico (antiguamente era de metal), y todo ello fijado a un faldón de silicona que se nos debe ajustar correctamente a la cara. De la misma estructura en la que van encajados los cristales sale una cinta de goma con la que sujetaremos la máscara a la parte posterior de la cabeza.
Hay varias cosas a tener en cuenta a la hora de escoger nuestra máscara, las cuales vamos a enumerar:
UNO O DOS CRISTALES
Realmente, y debido a la situación de nuestros ojos, es indiferente a la hora de visualizar a través de la máscara que esta tenga dos cristales o uno solo, ya que la parte que quedaría separando los dos cristales por encima del soporte sobre la nariz prácticamente no la apreciamos. Sí es importante tener en cuenta el tamaño de los cristales, ya que dependiendo de su tamaño tendremos un campo de visión más o menos amplio. Las máscaras diseñadas hoy para el buceo deportivo ya están pensadas por norma general para este propósito y suelen tener una amplia visión. Como curiosidad añadir que podemos encontrarnos también algunas máscaras con unos cristales laterales. Estos no tienen la misión de poder visualizar por ellos, ya que necesitaríamos tener unos ojos de camaleón, sino de percibir lateralmente la claridad del entorno subacuático.
COLOR DE LA MÁSCARA
Antaño, el faldón de silicona de la máscara que se nos ajusta a la cara era siempre de color negro. A partir de finales de los años ochenta se fue imponiendo la moda de hacer esta silicona también transparente, ya que para algunas personas el color negro decían que les producía cierta claustrofobia, y la transparencia de la silicona les daba más claridad y menos sensación de agobio. Hoy en día podemos escoger no solo entre estas dos opciones, sino en color rosa, azul, rojo, amarillo, blanco..., está claro que la demanda hace la oferta. Por tanto el color es algo que va a gusto del consumidor.
AJUSTE DE LA MÁSCARA
Este si es el punto más importante a la hora de elegir nuestra máscara de buceo, la sujeción de la misma a nuestra cara. Por ello nunca recomiendo adquirir máscaras de buceo a través de páginas de venta on-line sin habérnoslas probado previamente. A veces podemos llevarnos una gran desilusión al comprobar que aquella máscara que tanto nos gusta realmente no se nos ajusta correctamente, pero hemos de ser responsables en este sentido y valorar antes la comodidad que la estética.
Cuando vayamos a ajustarnos la máscara retiraremos hacia arriba la cinta de sujeción ya que esta no la vamos a usar de momento para tal cometido. Nos situaremos la máscara en nuestra faz asegurándonos que el faldón no pisa nuestro pelo, ya que esto provocaría la entrada de aire. Una vez colocada inspiraremos por la nariz y aguantaremos la respiración unos breves segundos. Si en esta posición la máscara no se nos cae al bajar o mover la cabeza significará que la máscara se ajusta a nuestra cara y que por tanto queda garantizada su estanqueidad. En caso de no quedarse fija deberemos probar otras que se ajusten mejor. En las personas que tengan bigote, es posible que el ajuste no siempre sea correcto, y cueste un poco más realizar esta maniobra.
También es importante que la máscara no sea ni muy pequeña ni muy grande. En el primer caso porque aunque nos encajara el faldón de la misma nos daremos cuenta enseguida de que el campo de visión es más reducido y pueden resultarnos incómodas. Y en el segundo porque seguramente se nos caigan al realizar la prueba de estanqueidad en la cara. Por último y no menos importante tener en cuenta la comodidad de la parte de la nariz, ya que aunque la máscara se nos haya ajustado correctamente podría ser que el soporte de la nariz nos molestara, tanto en la parte superior como en la inferior y esa molestia durante el tiempo que estemos bajo el agua se haga cada vez menos soportable.
Una vez ya hemos elegido nuestra máscara podemos ajustarnos la tira que irá a la parte posterior de la cabeza, evitando que esta tenga dobleces y sobre todo no tensándola en exceso, ya que cuando la máscara se nos plaque al ir descendiendo nos costará mas compensar dicho placaje.
Por último y no menos importante, hablaremos del mantenimiento de la máscara. Para empezar decir que cuando adquirimos una máscara nueva los cristales de esta están recubiertos de una grasilla imperceptible a simple vista que costará un poco retirarla, y que puede provocar que esta se nos empañe con frecuencia durante la inmersión. Para evitar el empañamiento existen diversos métodos, el más común es la saliva, la cual esparciremos por el interior de los cristales de la máscara, también existen unos productos anti-vaho que podemos obtener en tiendas especializadas y por último los métodos caseros para quitar la grasilla de la máscara cuando son nuevas, algunos utilizan pasta de dientes dejándola secar unas horas, y otros encienden un mechero quemando el interior del cristal para luego enjuagarlo. En este último caso hay que tener mucho cuidado de no quemar otras partes de la máscara ya que entonces podríamos dañar puntos de estanqueidad dejando la máscara inutilizada.
Y cuando hayamos terminado nuestra inmersión, enjuagaremos la máscara con agua dulce, dejándola secar después en un lugar seco, intentando evitar el sol directo ya que este con el tiempo puede ir deteriorando la silicona de la máscara y en el caso de que esta sea transparente, dejándola en un color amarillento. Después guardaremos la máscara en una caja en la que encaje perfectamente, y sin que las partes de silicona puedan quedar dobladas o enganchadas con los cierres de la caja.
Javier Vázquez Miguel
Instructor Nacional 3 Estrellas FEDAS/CMAS